lunes, 10 de noviembre de 2008

Boda Feliz, Boda Feng Shui






Aplicar los conocimientos del feng shui a un evento de suma importancia como lo es la celebración de un matrimonio no es un juego. Las diversas técnicas de feng shui que la tradición oriental nos ha heredado funcionan para equilibrar la energía de los espacios físicos, con el propósito de sentirnos mejor en nuestros propios ambientes.
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Cuando se trata de una ceremonia religiosa, el ritual, los símbolos y sus significados se convierten en una potencia de energía y con respecto de la cual los novios son los principales emanadores de ésta. De ahí que el espacio físico, la iglesia, el templo o el salón o la casa donde se lleve a cabo la ceremonia requieran estar bien armonizados.
Una boda es la unión de dos personas que se aman y manifiestan públicamente su amor. La ceremonia es un ritual sagrado lleno de simbolismos y promesas; y la fiesta es un cúmulo de felicitaciones y bendiciones para los novios, combinados con música, bebida y alimentos. Todo ello es energía, sin embargo, la energía más poderosa de toda la celebración radica en las emociones, los sentimientos y los pensamientos, tanto de los invitados y familia, como de los propios novios. Al haber tanta energía de felicidad y amor en activo, puede llevarse al extremo de la euforia y borrachera, a las lágrimas y el paroxismo, y propiciarse así un gran desequilibrio energético. No es nada nuevo saber de fiestas que terminan en tragedias. La falta de armonía y equilibrio en el ambiente propicia un desequilibrio real y conflicto. No obstante, todo riesgo de este tipo puede ser previsto si tenemos un buen feng shui en nuestra boda. Así que ¿por dónde empezar?
Casarse frente a la orientación favorable
Todas las personas tienen cuatro orientaciones favorables y cuatro orientaciones desfavorables, según la teoría del grupo Este y Oeste de feng shui. Al estar frente a nuestra orientación favorable potenciamos una energía vital que nos fortalece y nos hace sentir fuertes y felices.
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Los novios podrían elegir una iglesia o un templo que tuviese el altar de tal forma que queden encarando hacia una de sus orientaciones favorables. Podría darse el caso de que el novio perteneciese al grupo Oeste, por ejemplo, mientras que la novia perteneciera al grupo Este.
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En este caso, no necesariamente son incompatibles, simplemente pertenecen a grupos distintos, por lo tanto sólo uno de los dos estará frente a su orientación favorable.
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Podría ser un buen ejercicio de negociación marital que uno estuviese potenciando su mayor energía vital dentro de la iglesia y el otro en la fiesta. Cuando los dos son del mismo grupo, se facilitan las cosas. Entonces se elige una iglesia o un templo que tenga su altar ubicado de espaldas a su mejor orientación para que los novios queden de frente a ésta.
El sol se pone por el Oeste y nace por el Este.
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Para saber estas orientaciones es necesario deducir el número ming kwa, de acuerdo al año de nacimiento.
La fórmula es: Sumar los dos últimos dígitos del año de nacimiento y reducirlo a uno.
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ØSi es mujer, hay que sumar cinco y si vuelve a dar dos dígitos, se suman de nueve para que quedo uno solo.
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Ø Si es hombre hay que restar de diez el dígito que haya quedado como resultado de la suma de los dos dígitos del año de nacimiento.


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